(Ezequiel 22:30)
EL PECADO ES LA CAUSA DE LA FALTA DE BARRERA Y DEFENSAS EN LA CIUDAD. IGLESIA.FAMILIA.
En este capítulo del libro de Ezequiel, encontramos una denuncia del pecado de Jerusalén, la cual es llamada ciudad derramadora de sangre. Se le acusa de sus muchos pecados, tales como asesinato, idolatría, desobediencia a los padres, opresión, extorsión, profanación del día de reposo y de las cosas santas, lujuria y adulterio.
Todo esto había venido como una consecuencia al rechazo de Dios y se hundieron en el pecado a tal punto que se olvidaron de Dios. Cayeron en inmoralidad; injusticia social con el extranjero, las viudas y huérfanos; idolatría, entre otros pecados y abominaciones delante de Dios.
Ezequiel pudo ver el castigo inmediato para Jerusalén, pero también profetizó sobre la dispersión de los judíos por todo el mundo al decir: “Te dispersaré por las naciones, y te esparciré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia” (Ezequiel 22:15)
El juicio de Dios sobre Jerusalén es claro al declarar “Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en medio de él seréis fundidos”. Esta es la ira de Dios representada por el fuego, una forma de expresar la destrucción de la ciudad en manos de Babilonia.
Los profetas, sacerdotes, los príncipes y el pueblo de la tierra son acusados del pecado (Ezequiel 22:25-29), es decir, todas las clases sociales sin excepción. Todo el pecado mencionado provocó una brecha espiritual, no había un vallado que sirviera de protección contra Jerusalén.
LA BRECHA ESPIRITUAL EN JERUSALÉN
Brecha viene del hebreo perets que significa abertura, fisura, grieta, especialmente una grieta en una muralla. Y cuando la Biblia menciona sobre hacer vallado se refiere a hacer una cerca, una tapia, un muro. Podemos decir que por el pecado de Jerusalén, se había abierto una brecha espiritual que dejó sin muros de protección espirituales a la ciudad de Jerusalén.
El mismo Jeremías, cuando fue llamado por Dios, fue comparado con una ciudad en el aspecto espiritual, al decirle: “…Yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce…” (Jeremías 1:18).
Otro ejemplo de la protección espiritual de Dios en forma de vallado es el de Job, pues el mismo Satanás dijo a Dios: “¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene?”, la protección de Dios estaba alrededor de Job como una cerca, muro o vallado.
El hombre levantaba muros en sus ciudades con el objetivo de tener seguridad y protegerse. No solo en registros bíblicos sino también podemos mencionar la gran muralla china construida por la dinastía Ming, la cual tenía una longitud de más de seis mil kilómetros (3700 millas).
También es necesario que en estos tiempos difíciles, levantemos murallas espirituales, levantemos vallado y nos paremos en la brecha para tener la protección de parte de nuestro Dios y tengamos la seguridad espiritual que necesitamos ya que “el ángel de Dios acampa alrededor de los que le temen, y los defiende” (Salmos 34:7).
HOMBRE QUE HAGA VALLADO Y SE PONGA EN LA BRECHA
Eclesiastés 10:8 dice: “…y al que aportillare vallado, le morderá la serpiente”. Aportillar es hacer una abertura en un muro, cerca o pared. El vallado era para evitar que los ladrones entraran, servía para que las zorras no causaran daños, para protección de animales nocturnos y, como dice la escritura, evitar la mordedura de las serpientes.
La Biblia dice que “…las zorras pequeñas… echan a perder las viñas…” (Cantares 2:15). También que “el ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir…” y podríamos mencionar a “…la serpiente antigua, que es el diablo y satanás…” (Apocalipsis 20:2), el cual quiso quitar la cerca alrededor de Job. Todo esto nos da a entender la necesidad de evitar aportillar y más bien debemos pararnos en la brecha y hacer vallado.
Dios quiere hombres que se paren en la brecha y que hagan vallado. Pararse en la brecha significa interceder y tratar de levantar los muros espirituales que se han caído. Necesitamos hombres, mujeres, jóvenes, que se postren y clamen a favor de su familia.
La escritura nos relata como Siclag fue quemada y se llevaron las mujeres, los hijos e hijas. También nos menciona como los hombres intercedieron con clamor y llanto, pues “David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar” (1 Samuel 30:20)
Después de aquel clamor y llanto, David consultó a Dios diciendo ¿Perseguiré a estos merodeadores? ¿Los podré alcanzar? Y Dios le contestó “… Síguelos porque ciertamente los alcanzarás, y de cierto librarás a los cautivos” (1 Samuel 30:8). Estos hombres se pararon en la brecha, intercedieron con clamor y llanto a favor de sus mujeres, hijos, hijas y la respuesta de Dios no se hizo esperar, a tal punto que recuperaron su familia.
Cuando Nehemías preguntó a Hanani por los judíos y por Jerusalén, la respuesta que recibió fue que estaban “…en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego” (Nehemías 1:3).
Al escuchar Nehemías, la situación de los judíos y de Jerusalén no se quedó de brazos cruzados, sino que se sentó y lloró, e hizo duelo por algunos días, y ayunó y oró delante del Dios de los cielos (Nehemías 1:4). Nehemías tuvo un clamor con llanto y ayuno, intercedió por su pueblo y por Jerusalén.
Si nuestros muros espirituales están caídos y nuestra vida y familia está en gran mal y afrenta, o estamos siendo cautivos por el enemigo de nuestra alma, debemos hacer lo que estos hombres mencionados anteriormente hicieron.
Clamemos hasta que no nos queden fuerzas para llorar, oremos y ayunemos como Nehemías a favor del pueblo de Dios, nuestras familias. Es tiempo de interceder y clamar, pues Dios está buscando hombres que hagan vallado y se paren en la brecha.
DIOS BUSCA HOMBRES QUE GIMAN Y CLAMEN
Ezequiel 9:1 nos habla de los verdugos de la ciudad, cada uno trayendo en su mano un instrumento para destruir, estos verdugos simbolizan a los caldeos que asolarían a Jerusalén cinco años más tarde.
Entre estos seis verdugos venía uno vestido de lino, el cual traía a su cintura un tintero de escribano. A este varón se le dijo “Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas la abominaciones que se hacen en medio de ella” (Ezequiel 9:3-4)
Es interesante que esta señal que pone el varón vestido de lino y tintero de escribano, es solamente para los hombres que gimen y claman a favor del pueblo, hombres que se paran en la brecha y levantan vallado.
A los otros varones o verdugos se les dijo: “…Pasad por la ciudad… y matad; no perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario…Y les dijo contaminad la casa, y llenad los atrios de muertos; salid. Y salieron y mataron en la ciudad” (Ezequiel 9:5-7)
Dios está buscando hombres, mujeres, jóvenes que giman y clamen a favor de su nación, de su pueblo, su ciudad, su familia. Hay que pararse en la brecha, es tiempo de hacer vallado.
el sello.
Muchos no quiere lo sobrenatural de Dios. están conforme con el evangelio virtual.
se arrepiente, se bautizan en nombre de jesus. pero te falta algo... ser lleno del espiritu santo-.
INTERCEDEN EN LA BRECHA
Cuando Israel estaba aún en Egipto “…gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto…” (Éxodo 2:23-24)
La escritura nos habla de Moisés y Aarón intercediendo por el pueblo de Israel. En la rebelión de Coré, Moisés envió a Aarón con un incensario y corrió en medio de la congregación porque la mortandad había comenzado. Aarón puso incienso e hizo expiación por el pueblo. Aarón “…se puso entre los muertos y los vivos; y cesó la mortandad”.
REPARADOR DE PORTILLOS
Hay algo interesante que menciona la escritura en Isaías 58:12 “Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación y generación levantarás, y serás llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar”.
Este capítulo 58 de Isaías nos habla sobre el verdadero ayuno, es decir, que cuando leemos el versículo anterior nos hace referencia a las repercusiones o bendiciones espirituales. Una de ellas es edificar las ruinas, los cimientos y ser llamados reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.
Se necesitan hombres, mujeres, jóvenes, que giman, que clamen con llanto, y se paren en la brecha a favor de su alma, su familia, ciudad, nación y levanten vallado, muro de protección. Somos llamados para pararnos en la brecha y hacer vallado.
Pastor Pablo alarcon
ANJ church
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